Imagen extraída de Tratado sobre la mentira (Gómez Sánchez, 2014) Dentro de las verdades construidas o saberes comunes más difundidos en los siglos recientes, puestos en la crisis de los grandes relatos que, según un nuevo saber común, funda la posmodernidad, el de la prensa como órgano representativo de la opinión pública es uno de los principales, aunque ya, lo podemos comprobar, en trance agónico. En este brevísimo artículo quiero reflexionar sobre uno de los absurdos de esta idea por un tiempo tan funcional, sin ocuparme mucho del idealismo ya del todo ilusorio del concepto de opinión pública. Lo que me importa es la cuestión de la vocería general de un cuarto poder que muy pronto mostró y hoy no puede ocultar su filiación reaccionaria ni siquiera en sus expresiones más supuestamente libertarias, sean de sector izquierda o tendencia centro. Primero tengamos en cuenta lo artificial de las verdades construidas de esa