la palomera perdida

  ‘La tumba de Franz Schubert en el cementerio central de Viena’ (‘Grab von Franz Schubert auf dem Wiener Zentralfriedhof’) Autor: Dr. Bernd Gross Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Grab_von_Franz_Schubert_auf_dem_Wiener_Zentralfriedhof.JPG    De quien es conocido como el primer gran autor del Romanticismo en pleno, el vienés Franz Schubert, ya que Beethoven es más bien un instaurador de este movimiento, he pensado alguna vez decir, de modo bien simplista, que en sus mejores momentos –o sea, para mí, en sus últimos cuartetos y quintetos de cuerda– aúna la perfección de Bach, la chispa de Mozart y la vehemencia de Beethoven.   Esto es, por supuesto, un imposible múltiple, pues, por un lado, casi que cada una de esas virtudes impide las otras, y además, en términos históricos, es sabido que, por ejemplo, aunque Mozart evidentemente influye en Beethoven y era un estudioso de sus antecesores –igual que lo había sido Bach–, no fue u

  Cartel de un evento histórico: el estreno de La traviata , una obra adelantada a su tiempo Fuente: https://www.alamy.es/foto-la-traviata-cartel-npara-el-estreno-de-la-opera-de-giuseppe-verdi-en-venecia-6-de-marzo-de-1853-la-opera-fue-seguida-por-cinco-ley-ballet-la-linterna-magica-95490456.html Decía Luis Alberto Álvarez en algún momento de su crítica que había quienes opinaban que la ópera era un espectáculo elitista y solo por eso lo condenaban o, simplemente, no se abandonaban a lo que, de hecho, podía darles, aunque quizás aún no se los ofreciera en ese contexto del Medellín de los años setenta. "Peor para ellos", era su conclusión.   Sin embargo, cuán operáticos son un mitin, una proclama popular, un magnicidio, una guerra patriota.   Hoy en día, en especial con el auge de las plataformas virtuales (no solo YouTube), pero también gracias a las ya no inusuales funciones de ópera en cine, ese elitismo no puede parecernos tal. Y es más, si uno p

  El credo de Mozart no era el de Bach, ni es el nuestro Fuente: archivo personal Te dije de Mozart hace días y aquí te dejo lo que me puse a rayar, para que no digas que no pienso en ti. Esto es un humilde ofrecimiento, pero pongo todo mi aliento en ello. Algo tan cautivante como Mozart merece la devoción, pues poquísimas experiencias son así de dulces, misteriosas y tenaces como lo es el oírlo, así de ricas e impredecibles. Hago pues un pagamento de por vida por una absoluta obsesión.   Al fin, Mozart descansa en una fosa común, desatendido por todos sus contemporáneos, empezando por su esposa de lírico nombre –que no digo–, pues quién sabe cómo era él (o cómo era ella, más allá de la leyenda). Incluso, un momento supremo en la obra de Leonard Cohen, por lo sabio, lo desmitificador o humano, es justamente cuando el cantor canta: “The maestro says it’s Mozart / but it sounds like bubble gum”, en ‘Waiting for the Miracle’, y es apenas lógico que en la historia un