Esta breve antología reúne tres de los que quizá son, objetivamente, los mejores que ha escrito su autor, pero solo dentro de ciertos parámetros técnicos, no universales. Este cuento, no desprovisto de cierto patetismo, proviene del volumen La caminata (EAFIT, 2015). *** LA NEVERA Terminaron de ensayar un poco después de las cinco de la tarde. Era el primer sábado de la Feria de las Flores y el guitarrista, enguayabado, no había comido en todo el día más que unas cuantas nueces de macadamia que llevó el baterista y un ácido prismacolor que todavía no había estallado en su cabeza. También se habían tomado entre los tres casi una garrafa entera de ron. - Entonces nos vemos a las siete en la glorieta del Olaya –dijo el bajista a la salida del ensayadero. - A las siete… –dijo el guitarrista, mirando a otra parte. El baterista, sin decir palabra, se montó al pequeño camión que le prestaba su padre los fines de semana, y el bajist