Para Adriana
Me doy siempre dos
segundos antes de pensar, pero
no cuatro
Mi vida está hecha de
errores que me salvan y
aciertos que me condenan
Soy un infame, pero también hay
infames, y así nos entendemos
cuando infames o nada infames
Resguárdate
escribe con los actos
la quietud
la soledad
nadie sabe lo que estás
pensando
tu alma es y tú
serás
que nadie se atribuya el
poder de
juzgarte
de mirarte feo desde
niño
de asustarte con presagios de
muerte o de
insignificancia
siéntete feliz de no haber muerto y
saber que todo queda
Tolerante
desconfía de ti y
no olvides tu fin
La guía se espía más por
el agua que por la lluvia
El coso es el pozo que
sabe sin ser
Soy diablo con la voz de
Dios y digo las mismas cosas
A ti mírate por dentro y en
luto de rosas
De nada sirve la palabra que
da sola agudeza a un
abrazo que es total
seguro y cierto
Una vez compartimos el
aliento y fuimos uno y
todo puente fue una meta y
todo túnel un puente
Para qué esperar lo que nos hizo
si no fuera santo de tu
oído
Eso que llamamos mustio
no es un peregrino quehacer
y la esperanza es más un estar
Que pocos lo consideren de tal modo no
es otra cosa que el triunfo de la sorpresa allegada
Nos gusta hacernos los muertos
Mas tú tiembla, tiembla de la dicha
ante la consumación de los instantes
que uno a uno fueron haciendo tu vida
¿qué dirá el callado guardián de
la espera, qué la alevosa maledicente de
la mañana ruidosa, cuando destrabado el
día nacido apenas se avalanzaba ante ella y
sin pasión ni cordura lo halamos a todos lados
niño asesinado, sin ojos, sin piel, qué dirá ella y
qué diremos nosotros, vuestros hijos, al
entender que los motivos eran todos uno?
Que no hay razón en nada, que
toda causa es consecuencia y
toda consecuencia es causa, que
las cordilleras se levantan si se
acuestan y no se levantan
sino llevadas y traídas por
un movimiento ajeno, que
aquello que uno presume de
las empresas que acomete, no
puede lograr más sino formas que
nadie advertirá en su imagen, como la
soledad del sujeto que acaba por ver en la
noche un camino hacia la nada poblada de
manantiales y de más nada, de almirantazgos
de turgentes barricadas desiertas, y de más nada
de estrellas que se avecinan, de
lujos que se merecen, de
minutos insondables de música callada
de miradas apacibles o sofocadas, de
invocaciones y silenciamientos, de
nada, de nada, de nada, de
perros que existieron como cualquiera, de
ardillas que no fueron como tú, de ángeles que
solo presentías, de memorias cada instante, de
anhelos cada instante, y cada instante no visto
en su propia calidad enhiesto, fijo, majestuoso
Algo habrá de sentirse ante la muerte, eso es la
vida eterna, o bien: la vida en su palpar de lo
eterno, en su roce de la quieta bárbara, la quieta que
todo lo demuele, ver la cascada entera y
desde adentro, las aguas sin estero, sin
vaciado que las contenga ni molde que
las prevenga, ¿me oyes?, ya lo sabrás cuando
el momento no sea nada
En ello no hay regateo ni oferta
No hay nada entre las cosas
y solo el ser es bello en las texturas
Necesito decirte que no vamos a ningún lado
que hemos de acabarnos el uno al otro
Malévola me visita, me llama, se conduele
Malévola me reeduca, me signa, me bautiza viernes en la noche
Malévola me rebautiza lunes por la mañana
Malévola me perdona sábados y martes por igual, malévola sin mayúscula
El miércoles se inutiliza y cerrada en su entrepierna cae sola por la tarde
No hay momento en que su absurdo se ignore más
Pero jueves es de fiesta para mi criterio algodonero
Jueves me basta, con jueves tengo y me sobra
Diosa piquichí, diosa pelitre, no eres mi dueña ni soy tu sueño, no me importa tu querer ni me importa nada
Soy un insensible demonio de paja, un mequetrefe espantapájaros, y soy feliz
Tú me esperas jueves
Yo te espero viernes
Mi jueves supremo
Tu viernes bendito
Conmigo la escritura alcanza la
unidad, íntegra diferencia
¿pero dónde está martes, allí, aquí?
Se me pierde lo que está allí porque nunca estuvo, porque no está
Esa perdición es hallazgo de una realidad mejor, más competente
Mi jueves, tu viernes, está martes, y solo martes
Hoy, a las once horas, la verdad sobre
mi bonita ciudad
Putas los chulos, o
quienes no dan, o
no reciben
Sucede que el mínimo escalón
despuntado te llama a volver sobre los
pasos, pero una vez adviertes que la
palabra tiempo no es ninguna
escalera, y ningún laberinto la
palabra espacio, te sientas o pasas de largo, y ya
no te esfuerzas ni siquiera en mirar lo que
no admite arreglo en la noche cerrada de la
nada, descubres al escalón oculto en el
escalón visible, y el escalón desportillado es
el escalón verdadero, como escalón intocado, o
escalón siguiente, la escalera intacta, decaída en
su propia forma horrible, sin tiempo, sin otra gloria
Una aspiración insaciable es el mundo, y
a la vez un recato mudo, ruboroso, encendido
un fatigarse, un intervalo, una muerte
un total desacato de su propia norma
una furiosa bestia en su último letargo
un sencillo cantar, el color en su lecho intangible
no es otra cosa el mundo sino aquello que
no se deja ser colmado, cúspide de un corazón vuelto
llamarada
Son los instantes de un gélido acto
Es el punto de comprender que el no hacer queda
Es un revés, un pleno error revertido en su presencia
Es el acudir a la cita de las cosas para evitarla
Es anhelar el ser para el no ser y
preferir el no ser para el ser en
una contemplación satisfecha de
las formas y los sensores, es
la fruición entera de lo que no se basta
Desentiéndete de entrada de
todo sentimiento de fracaso, de
error o de carencia
Encuentra placer en el acto de
no buscarlo
Si poder absoluto es hacer sin
necesidad
poder real es el imposible pero
efectivo no hacer
ello abandonado al orden
ello vindicado celeste, mas
aurora fría grisácea
ello ausentado
ello calibre
ello muesca
ello lacerante
acaso lo que no daríamos ni
recibirías conjunto o
en parte absoluto, real
No es aquí donde me hallo
allí diferido
es aquí lejano, allí
inexistente donde tú te hallas
Seamos compañeras veladoras de
un instante que se aproxima
imperecedero, noble en todas sus
partes, centro y punto cardinal diverso
manjar, camino, esfera
velemos por el hecho que no somos
gobernando en el bajo mundo, en el carnal
astrolabio, desocupada cinta de Moebius
Ardemos, ¿no ardimos ya?
¿No habremos de arder siempre?
Embarcados hacia el destino feroz que
buscamos jamás, al que quizás arribamos
ya el extravío no fue culpa de la orilla
ya el fenecer es decir bravío de triunfo
amenguado de destierros encontrados
de adivinanzas múltiples
de prácticas inconsecuencias
de volátiles traviesas
y desmedidos fundos
que no logran robarnos
sino embelesarnos
reducirte
y deshacernos bien o mal
Estámpalo en la azucena de vidrio
adéntrate en su zumo obsceno
cuando sea el licor en pausa
ahora de tiempo olvidado
juntura del techo caído
comida de gata salvaje
resto de provecto rey
pesar buscada con gusto
lo que calla bajo tu nombre
eso que susurra
eso que se gira
eso que nos huye
eso que se da y no queda
Nada es poca cosa
suntuosa y rebelde
así que no pueda negarse
y tú la niegues
mera noche
Te amé por eso y te amo por eso
no sé si algo más quepa del sueño
de la sangre que me embiste al
recordar la mirada desacorde y
satisfecha
Diosa con el azar vino
o eso que llaman azare
en este lodazal
La palabra nada dice
¿y si yo dijera que no
que sí dijo y
es lo que dijo?
Atrás había una floresta en
llanura de faldas sinuosas
para el atardecer limpio coronado
de injuriosas sátrapas en refugio de
puñales y carmesíes goterones que
podrían verse en este cuadro tal
como su disposición abarca el enmallado
persa, romano, ostrogodo y
la cábala rugiente sedosa y
el purulento zócalo y
la nevada amatista y
el rondó y el rombo y la refulgente
coraza de la triste vida maullar y
en pequeños remolinos, ajá
carcajadas helada y serpiente
Lo que me constituye es lo que
nos antecede y lo que te
antecede es lo que nos
preserva
Sustraídos a toda magnitud
ajenos al conteo del tiempo
abrí aquí
La alternativa siempre es
atenuar el sentido invocando al infinito
Estás borracha de sangre
y más no quieres llamar candor a
tu ignorancia, ni conciencia a
tu arrepentimiento
De Abisinia soy, silvestre
y en Ítaca me mantengo
Solo un arma tengo
solo un arma doy
Ni la presto
ni la vendo
Como digo soy
Cuando yo muera
y solo entonces
seré un cualquiera
Cada quien con su afán
No hay motivo de pérdida
no hay rincón de lujo
Todo brilla y se esconde
Mi amigo y maestro sabe que
podemos hablar al viento y
que el mucho acaecer
también es nada
La celebración del mundo ha de
ser cautelosa
ten cuidado con tu ofrenda
no sobrexcites a la noche
te verá mayor de lo que eres
quizá tampoco el enemigo
necesite del desafío
y al fin tú no sabes qué
esconden los designios de
la labranza callada, del
deseo supremo, ni de la
elemental alegría
La calma de la contemplación sobria es
caviar para ebriedades exquisitas
Tengo un oído sensible al fuego
el camino de la plenitud consciente
el ser liberado del trasunto
yo no le cargo agua a nadie
mi alma no es del diablo ni de Dios
Que la maldición no
excluya tu conciencia de
pérdida, sino la supla
Salam
Albricias
Fɨgora
Ser diferidos
en todo está
Bella travesía común
La realidad es más
ligera que una flama
El presente soy yo
Y hay cosas tan nimias
o tan improbables, cual si no
existiesen, pero al menos tanto
como para existir, y haber sido
Todo lo es así, hasta lo más
lejano o imposible, hasta lo más
ligero o indecible, hasta lo más
torpe o indeseable, lo infinito, lo
eterno, lo absoluto, es lo sutil y
lo pasajero, lo vano, lo soñado
Mas lo simultáneo eres tú
No algo que pueda mirarse, o
entenderse, probarse o estar
realmente, ni algo que pueda no
estar, tampoco, ni dejar de estar
Personas las hay, en tanto, que
ni máscara ni sombra somos, sino
estado alerta y flébil, callada
resignación de secuoya, maliciosa
derrota sempiterna, dulzura
Somos cual punto extraño, por
fuera de la circunferencia y de ella
adentro del círculo sin centro, en
viaje sereno y atónito, pero allí presentes
y fugitivos, tangenciales lamiendo la
esfera en todas sus facetas agrias
Esto es un afán de
locura, un afán de
ingravidez, un afán de
pieles
Quieres saber el
número, el lugar, el
veredicto
Dámelo tú, dímelo tú, dítelo tú
dánoslo a todos como si fuera de noche
como si fuera la anunciada testa de una
hidra si levantina, desconocida de sí misma
rauda ya, liberada, disoluta por los aires
y anómala, la hidra contemplada, contemplativa
mimada y mimosa, qué va a imaginar ella lo que viene
lo que tú le preparas insinuante, sin avisar
pero atrevidas, arrechas, rubicundas
dínoslo tú, su nombre, las alturas, el ala
El solaz al que la hora invita
la merienda que la casa atrae
la playa, las rimas, la peonza
dánoslas tú como si fuera de día
Como si fuera algo lo que será todo
lo veremos pasando, penando, trinando
gozando, reinando, volando
no son palabras las palabras del amor
son la conciencia de lo dado y de lo vivido
de lo no hecho y lo no sabido
de lo jugado y lo no soñado
de lo indebido y lo no ignorado
lo que oíste y lo que es
lo que te desviste
lo que te recubre
lo que te acecha
son las palabras del amor
El presente eres tú y
yo lo simultáneo
también
no somos después
no somos antes
no somos entonces
Solo tú y yo adentro y
afuera, o arriba y
abajo, a lado y lado
adelante, tal vez, yo
allá quizá nunca
salvo ahora, salvo ambas
Me gustas tanto, te digo
que ni lo sabes
loca
y tú a mí me adoras, y
yo lo sé
reloca
Por lo visto y por lo dicho
andamos juntos y nada se
quedará en el plato
Que la cama ladre con rabia
Que la cama se queje
contigo
Que se pegue con todo
Que se caiga
Luego de visitar los rincones de la muerte
luego de dejarlos, de saberlos
sórdidos, guarnecidos, estrechos, molidos
habitados, vacíos, ellos
las tardes son más serenas
los pactos más altaneros
las risas severas
el amor puro
la luz dual
el aura sola
la llama paz
el fuego
esa que no podía
ese que no quería
Ahí vamos, ¿no?
aquí vamos
Propensión al mal
Disposición al bien
Siempre fue así
Solo habla lo que calla
solo calla lo que habla
y el hablar calla
lo que habla el callar
Mi silencio es sustrato, fin y
terapia que precisa de
benignos y amorosos murmullos
Nada hay que
llevado por la brisa
gire sin afanes
Pobre destino el
de la roca, que sin
esperar, calla
Mas alta es su
estatura en el
fondo de los cielos
Así la fiesta y el
barullo pobre del
fiestero, inocuo
Centro de todas las
aspiraciones, de las
más nobles o las innobles
Acaso se cumpla allí
en el regreso triste a
casa, el sentido de todo
Y en el caer dormido de
la calavera, en la boca
abierta sin querer
En la contemplación del
cómplice, en su abnegada
ayuda, en la vida común
Es hora de decirlo, es
el momento de
hablar del amor
Y es que tú no
puedes con todo
ni con nada
Y es que al fin la
llamada amistosa es
siempre un poco más
Y si la compañía cansa
es la compañía, así como
la soledad, o la vida
Ver al otro, verse en
lo otro, saberse visto o
saberse otro, es más
Nada es todo y
nadie es todo, ni
somos nada tampoco
Llevadera, solo la
muerte, y a través
suyo, la vida entera
Estoy a un paso de
morir, y no lo sé, y
puedo equivocarme
¿Qué es el acierto?
¿Qué es de poca monta?
Dímelo tú, dímelo ya
Sabido es que no puedes
que no sabemos, sabido es
Lo que resta es lo que suma
Tú viniste a tocarme la cara
viniste a tocarme el alma
sin saber tocar guitarra
Sin dar pie con bola, sin
pedir y sin querer, has
conquistado la tierra
Dime si no, o si es
otra cosa lo que
vemos juntos
Hemos hecho la
mañana, hemos muerto
y hemos resucitado
¿Quién podrá ya contra
nosotros, que hemos
perdido el tiempo?
Nadie hay igual
nadie, solo aquellos
amantes en el lecho
Todos somos lo mismo
hasta que lo olvidamos
porque lo justo es perder
Aquí te lo recuerdo, que
vencimos antes de morir
y fuimos invictos en el querer
No seas infiel, pues, a
ti misma, a ti, alma viva
fuego, carbón, humo
Desapégate de lo andado
del paso ido, de la suerte
y de la dicha, del amor
Lo que resta es conservar un
poco de calor para que no
se escape la única promesa
Eso que deja perdurar el
anhelo, eso que no sigue
siendo, eso que es otra cosa
Cuando decaes sin aviso y
te reconozco, hallo un sentido
por fuera de mí y de todo
Y tú vales por lo poco, vales
desmenuzada en hilos
eres tú inconfundible y lejana
¿Nos encontraremos otra
vez esta mañana?
¿Atenderás a la súplica del signo?
Sin saberme yo perdido
aquí estoy, para perderme
tú no vuelves, tú me haces
Yo no quisiera ser, sino estar
bajando la cuesta del olvido
solo, siempre solo
Y he aquí que me sé tan
pronto confundido y
pleno, y no sé si lloro
Porque siendo nada
soy todo, y nadie es
alguien sin ser otros
Estoy en la terrible junta
de una piedad impasible
de una sabia necedad
Me acomete el deseo de
labrar imágenes tortuosas de
placeres incestuosos
Con la roca ser un sapo
con la bestia ser un santo
Con la pica, un colibrí
Ahí sí vienes, pero
cuándo no
Mi amor
Así pues, hay que vivir
astillándose los
dientes, quebrándose las
uñas, sangrando por
todas las heridas
Será mucho, todo o nada, y
solo así lo poco será mucho, y
lo mucho será todo, y
todo será nada,
pero nunca poco
¿Espías hipócritas o payasos
nos dirán lo que es el amor?
Para que todo sea nada, y
para que nada sea todo, no
hay que haberse jugado el
pellejo, hay que haberlo
perdido y estárselo jugando
hasta el fin de los fines
Ser y no ser, esa era la
cuestión. Encarar la nada y
huírle, enamorados, y fracasar
Mas tú has querido acompañarme, y
yo te he buscado y
lo hemos decidido, después
El amor es un placer mayor que
el placer, una alegría mayor que
la alegría, un poder monstruoso
Yo dije que amar y vivir era todo una
locura, a menos que se viva y se ame con
locura
Cero locura, digo ya
porque sé qué es la
locura, y el miedo es
mejor que el silencio
En la jungla, en lejanos
cánticos, en mis
sueños, solo el silencio
gobierna
A ti vuelvo, porque
prefiero el miedo
a ti me entrego
El viento del desierto
no es el silencio
ni lo es el eco de los
monasterios
No es la sonrisa de la
muerte, ni la dormición
de los falsos inocentes
o de los santos indolentes
El silencio no es
nada, simplemente
Mejor sea el miedo que
el silencio
me verás volver
Esta es mi canción
auténtica y no mejor
labrada
One Way or Another
Canción de la vida ligera
Cuando estoy en problemas
solo quiero hacerte el amor
la vida ha perdido su sentido
por favor, ponte de pie
Ay, vida
ven como eres
de prisa como el viento
déjalo ser
Déjalo ser
Déjalo ser
Déjalo ser
Déjalo ser
Brilla en ti, diamante loco
Déjalo ser
Hubo tiempo en que vestías tan bien
No soporto perderte
No, mujer, no llores
Rudito no va a fallar
Déjalo ser
Déjalo ser
Déjalo ser
Déjalo ser
Seré paranoico, pero no
androide
Déjalo ser
Hasta aquí la
Canción de la vida ligera, y no
revelaré sus fuentes
Blondie, los Beatles, los
Rolling Stones, Metallica, U2,
REM, Nirvana, Héctor Ochoa,
Pink Floyd, Bob Dylan,
The Police, Bob Marley,
The Clash, Radiohead, no los
delataré
He tenido suficiente, y
no, pero sé cuándo
frenar, más o menos
Lo importante es la
paz desconocida y
cierta, esa que es
un recuerdo dable
algo así que no es y
está, cosa
implausible pero
mecánica de los
astros
tormentosos sin
tormenta
Por ello todo lo
trueco, vuelco o
volteo, por ello esta
firma se concibe
falsa, clave directa a la
hoyada huerta, a un
sentir licuefacto, a
venires volantes, a
saberes radiantes, a
transides mutantes
Y no es nada
Yenta lueña y
nada
Siempre estar contigo
Culpa no le
cupo a Alarcón
El dueño de sí se
sabe ajeno
Íbamos en un bus, por Honda, de
regreso de Bogotá
Llevábamos rato en silencio, con las
manos cogidas
Yo apreté un poco, y tú dijiste, amor
te quiero
Supe que estaba viviendo algo desconocido
Consistía en hacerle saber al otro que uno
está ahí, por si acaso, por si lo necesita
para lo que sea
La forma es aleatoria, pero
exige un sentido
A la vez, oculta el sentido supuesto e
impone sentidos diversos
O sea que la forma también era
necesaria
Y si entonces parece más aleatorio el
sentido que la forma, hay que perder el
sentido y recuperar la forma
¿Dónde estaba todo?
¿Dónde es dónde?
Henos aquí, nunca otra
vez cuando siempre, ya
En busca de la forma perdida
Te veré en la mañana inminente, madre, te
veré en el ocaso inexorable
De la suerte y la figura nadie quedará
libre, hasta entonces
Y luego tu rostro podrá ausentarse
Así es
Así seremos
Una amistad solo aspira a lo
que ya es presencia en la ausencia, el
amor resiste al desamor si desiste de
su objeto
Aprender a morir es la única lección pendiente
Ser uno en el gesto, y que no haya más que
decir, aunque todo quede por hacer
O por ver
Aunque todo quede por vivir en silencio
Por si antes que tú llego al
abrevadero, quiero que sepas que
contigo queda algo más que
mi ilusión y sus restos, una
comunión, un conjuro, y
así yo rescataré tu santo
nombre en un eco distinto a
la palabra en cada momento que
me toque, mientras vadeo el
río, sueño el cielo, duermo no
sé cómo, vivo paso a paso, hasta
cantar el himno entero al sol y a la
lluvia que nos hizo y que te sigue
haciendo en mi memoria feliz y
sonriente
El dios del que yo hablo no
me oye ni tiene ojos para verme
Yo no lo llamo, lo dejo
Es cosa ajena a la perfección y a la
imperfección, es redondo todo en el
centro de sus aristas asesinas
Cómo quiero yo a este payasito mandarín, a
este emperador del agua
A veces hace lo que yo quiero
Ten cuidado, dice, hablando al aire
Oh, yo solo soy un animalito azorado, y
la acechanza es la rutina, la normalidad, la
falsa apariencia de quietud en lo visible
Solo lo invisible permanece, aunque
esto también lo abarca todo, y, en
cualquier caso, no niega ese abismo en el
que se precipita todo al instante, sino al
contrario, lo reafirma y lo precisa
Porque, así lo visible esté en fuga, se
magnifica en su huída, se consuma y
reverdece en todo tipo de latencias activas que
proyecta hacia atrás y hacia adelante, y
sobre todo por debajo de su piel, entre la
finura de sus venas, justo en el
corazón hueco de sus átomos
quebrado espejo
condolido
cóncavo león que sueña
rombo danzante a solas y cuya
sombra una mano alcanza, una
boca deletrea, un atardecer recibe
Me sé perseguido por la esperanza en
tu mirada, en las llamadas, en su llamarada
rodeado por la mansedumbre, atacado por la
risa nuestra de nuestros momentos más insólitos
Ya no puedo escapar al afán de comprenderte
al afán imposible de corresponderte, porque te
sé indispensable para los senderos que me hicieron
y auspiciosa para los que me hacen y me siguen
deshaciendo, rehaciendo, renaciendo ambos, o
todos, pasiendo del tiempo común, asiendo lianas
del árbol menos pensado, ya no puedo dejarte sin
morir al menos una vez más
No me pregunto qué nos traerá el nuevo día
porque sé que al mundo el mundo ha dejado
lo peor de sí mismo, y solo nos queda el
espíritu que buscamos en nosotros y en los
bosques que urdimos, en los sueños y los
juegos que solícitos acceden a jugarnos
¿Cómo no va a ser ese el espíritu de la muerte
que desde ya compartimos quienes desde niños
la desterramos, como tú, o la amamos, como yo?
Porque ella exige todo o nada, y prefiere al que la
enfrenta de un modo u otro, permite la vida que
al fin colma con su manto ecuánime y dadivoso
Así que, amiga, ni la forma ni el sentido se han
manifestado aún, pero están aquí desde ya
y aquí estuvieron desde siempre
El amor fue el reconocimiento que por ti tuve del
cosmos, la revelación que por ti tuve de una
verdad sencilla y perfecta, humilde y altiva a la
vez, por fortuna de ser y llana excepción divina
Con cautela damos un paso al frente cada
día y con decisión nos apoyamos en la lejana
tabla sobre el agua, que no sabemos si está o
no, aquello que Dickinson nos decía
El ronroneo del oso
el capitán perdido
la tulipana que alza vuelo
los rayones de la memoria
de la ira, de la inocencia
Nos acompaña el torbellino, amor mío
y somos el torbellino
Tú me has dejado ser la música, ven y
seamos siempre el silencio irreal, lo
imposible, la imaginación perfecta del amor
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